Juan Carlos Velasco, legítimo propietario de finca que pelean los Álvarez Morán

El empresario señaló que la venta del inmueble se pactó con la propietaria en 900 mil pesos, 50 mil en efectivo y 850 mil en un cheque del banco Santander, a nombre de Juana Morán García, con fecha al 20 de marzo del 2018

Durante las diligencias del 15 de septiembre, el Ministerio Público exhibió una escritura pública y su inscripción ante el Registro Público de la Propiedad, así como el deslinde catastral emitido por el ayuntamiento de Ometepec

Gabriel Álvarez Morán, el único hijo que estuvo cerca durante los últimos días de su mamá, siempre ha manifestado que no estaba enterado de la venta de la casa. Sin embargo, Velasco Ambrocio manifiesta que éste sí estuvo presente en las negociaciones y que fue su madre, Juana Morán García, la que no quiso incluirlo en la firma de la promesa de compra-venta

FERNANDO SANTAMARÍA
MIGUEL ÁNGEL SANTOS
OMETEPEC, GRO.

Luego de que los hermanos Gabriel, Gerardo y Nelsy, de apellidos Álvarez Morán, lo denunciaron por despojo, argumentado que no tienen conocimiento de la operación de compra-venta que hizo su madre, ya finada, el empresario Juan Carlos Velasco Ambrocio exhibió ante este medio de comunicación los documentos que acreditan la legítima adquisición de la casa que está en litigio, en el barrio Pila del Monte, de la ciudad de Ometepec.

Entre los documentos que exhibió Velasco Ambrosio, se encuentra un contrato simple de compra-venta con fecha 8 de marzo de 2018, en la que se hace constar que se le entrega la cantidad de 50 mil pesos, en efectivo, como anticipo de la operación, estableciendo como plazo el día 20 de marzo de 2018 para que se entregara la cantidad de 850 mil pesos, para finiquitar la compra-venta, pactada en la cantidad de 900 mil pesos.

Cabe señalar que la cantidad de 850 mil pesos fue entregada a través del cheque número 24 de la cuenta 605-7541-0561, del Banco Santander, “documento privado que me firmó de recibido y que, para efectos legales, puede verificarse su cobro en la sucursal de Ometepec”, señaló el empresario Juan Carlos Velasco.

En ese mismo documento, del 20 de marzo del 2018, el empresario Juan Carlos Velasco Ambrosio plasmó que la propiedad negociada con la señora Juana Morán García, era la ubicada en la calle Benito Juárez número 7, esquina con la calle Pedro Ascencio, en el barrio de la Pila del Monte, municipio de Ometepec.

Las medidas y colindancias que se describen en el documento son: predio en la calle Benito Juárez número 7 esquina con la calle Pedro Ascencio en el barrio de la Pila del Monte de esta ciudad, colindando al Norte con 13.10 metros con la calle Pedro Ascencio; al Sur con un lote de 12.20 metros propiedad de Amando Carmona Castro; al Este, con 15.60 metros sobre la calle Benito Juárez; y al Oeste con la propiedad de Antonio Álvarez Solano (esposo de la vendedora).

Cabe menciona que estos documentos fueron presentados a través de un celular, por el empresario, a los hermanos Álvarez Morán, durante la diligencia que realizó el agente del Ministerio Publico el pasado 15 de septiembre; sin embargo, aclaró Juan Carlos Velasco, que ni Gerardo o sus hermanos Gabriel y Nelsy, quisieron prestarle atención, porque exigían ver los documentos de manera física, no en un celular, con la finalidad de cotejar si realmente era la firma de su madre.

Además del contrato de promesa de compra-venta, el agente del Ministerio Público exhibió la escritura pública número 41813, expedida por el notario público por ministerio de ley, del Distrito Judicial de la Montaña; también presentó la boleta de inscripción de esta escritura ante el Registro Público de la Propiedad, así como el deslinde catastral de la propiedad, expedido por el municipio de Ometepec, con fecha de 20 de abril de 2018.

Juan Carlos Velasco Ambrosio asegura que, al presentar estos documentos, las autoridades han determinado que le asiste la razón y que por ello se intentó hacerle entrega formal de su propiedad.

Además de que los afectados, “los hermanos Álvarez Morán, hasta la fecha no han presentado algún documento que los acredite como propietarios del bien inmueble”, asegura el empresario.

Testigos de la

compra-venta

Este medio informativo pudo comprobar que la propiedad de la señora Juana Morán García había sido vendida, puesto que durante varios meses le fue rentada a la organización Kinal Antzetik, que preside Hermelinda Tiburcio Cayetano, por lo que tuvo que ser desalojada. “De hecho esa casa se la ofrecieron a la organización en 1 millón de pesos, pero la organización estaba pasando por un mal momento, y por eso no fue posible la compra”, dijo la fuente consultada al respecto.

La misma fuente asegura que, después de que desalojaron la casa de la señora Juana Morán García, “en esa fecha (hace cerca de año y medio) varias personas allegadas a la señora Juana Moran sabían que ya había vendido la casa, por eso estuvo desocupada durante mucho tiempo”.

Otra evidencia de que la casa de Juana Morán ya estaba vendida, fue el hecho de que, cuando murió, hace aproximadamente siete meses, fue velada en un espacio muy reducido, teniendo la casa desocupada.

Un hijo niega

la venta

A pesar de que muchos vecinos del lugar se enteraron de que la casa de Juana Morán ya estaba vendida, Gabriel, el único hijo que estuvo cerca de su madre durante los últimos días de su vida, siempre ha manifestado que no estaba enterado que su madre hubiera vendido la casa.

Esta versión de Gabriel ha provocado que los otros dos hermanos Álvarez Morán se están aferrando a defender la casa, argumentando que: “Es la casa que los vio nacer, y que es el producto del esfuerzo que hizo su padre, Antonio Álvarez, para comprarla”.

Contrario a lo que manifiesta Gabriel Álvarez Morán, Juan Carlos Velasco Ambrocio asegura que sí estuvo presente en las negociaciones y que fue su madre, Juana Morán García, quien no quiso incluirlo en la firma de la promesa de compra-venta.

La historia de

la compra-venta

“A principios del 2018, en el mes de marzo, una vecina de doña Juana Morán García, una señora que tiene una miscelánea a la que le vendo agua purificada, me dijo que estaban vendiendo la casa de enfrente; ella me llevó con doña Juana, quien me dijo que por su enfermedad y para pagar varias deudas necesitaba vender su casa. Yo le dije que me permitiera checar unos documentos y que después le resolvía”, manifestó Juan Carlos Velasco.

Velasco Ambrocio manifiesta que se dedicó a investigar si la propiedad estaba en orden, si tenía documentos en orden, si estaba registrada en el catastro municipal, y que una vez que comprobó que todo estaba en orden regreso con doña Juana y pactaron el precio, 900 mil pesos, dividido en dos entregas, la primera de 50 mil, en efectivo, al momento de firmar la promesa de compraventa y veinte días después, a través de un cheque nominativo, se le entregaría el resto del dinero, y así se cumplieron los compromisos.

Velasco Ambrocio asegura que durante las negociaciones siempre estuvo presente un hijo de doña Juana, a quien identificó como Gabriel. También asegura que su otro hijo, Gerardo y una hija, Nelsy (quien por cierto es adoptiva), ambos se encontraban fuera de Ometepec; el varón en Estados Unidos y la hija el estado de Michoacán.

Durante la operación de compra-venta, una anciana invidente vivía en la casa que estaba comprando, por lo que Juan Carlos le dijo a doña Juana que tenía que entregarle desocupada la vivienda, a lo que la vendedora le contestó que, con el dinero del anticipo le construiría un cuarto de láminas a su pariente invidente, y así lo hizo.

Una vez concluido la operación de compraventa, Juan Carlos Velasco manifiesta que se dedicó a realizar los correspondientes cambios de propietario, la elaboración de la nueva escritura y el pago del impuesto predial. “Fue aquí en trámite del impuesto predial que me di cuenta que Amando Carmona, un ex funcionario del ayuntamiento, ya le había comprado a doña Juana una porción del terrero, una casa semi derruida”, dijo.

una vez que se concluyó con el cambio de propietario, Juan Carlos Velasco Ambrocio asegura que cambió las chapas a las puertas de la casa y que almacenó herramientas de trabajo que utilizaba frecuentemente y que cada tercer día visitaba su nueva casa para sacar o meter herramientas, según fuera el caso, así transcurrieron varios meses.

Un año y medio después de celebrado el contrato de compra-venta repentinamente doña Juana Morán García perdió la vida. Fue hasta entonces que los hijos que se encontraban fuera regresaron a Ometepec para enterrar a su mamá fallecida.

Transcurrieron varios días sin complicaciones para Juan Carlos Velasco; él acudía frecuentemente a su recién adquirida casa para guardar herramientas y equipo de trabajo; sin embargo, un día se dio cuenta que los hermanos Álvarez Morán le habían cambiado chapas a dos de las tres puertas de la casa, pero para no entrar en conflicto, no les dijo nada.

También se dio cuenta que la anciana invidente fue lanzada a la calle por los hermanos Álvarez Morán, por lo que ésta anciana deambuló mucho tiempo por las calles.

También observó que, aprovechado que en el interior de la vivienda que había comprado, sólo había divisiones con un cercado de alambre, los hermanos Álvarez Moran se metían a su propiedad y hacían uso de ella, por lo que los buscó para decirles que no se metieran a esa parte de la propiedad ya que era su casa.

Al principio los hermanos aceptaron la recomendación y argumentaban que solamente se introducían eventualmente, pero sin malas intenciones.

Después de algún tiempo se dio cuenta que los hermanos Álvarez Morán intentaron rentar la casa, por lo que Juan Carlos enfrentó a la persona que pretendía rentar y con documentos en mano le demostró que era de su propiedad por lo que el inquilino prefirió retirarse, causándole molestia a los hermanos Álvarez Morán.

Pasado algún tiempo, los hermanos Álvarez Morán insistieron en rentar la casa que era propiedad de Juan Carlos, y éste volvió a enfrentarlos, pero finalmente lograron rentarla a una persona que instaló un negocio de estética.

Esto motivó a Juan Carlos Velasco a presentar una demanda por penal ante el agente del Ministerio Público; sin embargo, con la emergencia del coronavirus las oficinas del Ministerio Público cerraron, frenando el trámite por varios meses.

En cuanto iniciaron labores, se presentó ante el agente del Ministerio Público para reiniciar sus trámites de recuperación de su propiedad, puesto que los hermanos Álvarez Morán ya no lo dejaban entrar, alegando que desconocían los trámites de venta.

La anciana

regresa

Cuestionado acerca de la anciana que se observan los videos y que provocan que la gente que los observa en las redes sociales, despotrique en su contra, Juan Carlos Velasco asegura que los hermanos Álvarez Morán, después de haberla echado a la calle, como estrategia bien planeada, fueron por ella para utilizarla al momento en que los intentaran desalojar, para dar la idea de que Juan Carlos era un hombre inhumano al lanzar a una anciana a la calle.

El empresario acepta que fue un error confiar en la buena voluntad de los hermanos Álvarez Morán, puesto que esa confianza permitió que ellos se fueran apoderando poco a poco de su casa, “yo no desconfiaba de esos muchachos porque los conocía y teníamos una buena relación, pero algo pasó con ellos que han cambiado mucho”.

Con respecto a las agresiones que Nelsy Álvarez Morán asegura que le propinó en uno de los intentos de desalojo, Juan Carlos Velasco asegura que, al contrario, fue ella quien lo agredió a golpes, ayudada por el esposo. “El esposo de ella me sometió y me inmovilizó para que Nelsy me siguiera golpeando, por lo que, al observar que las cosas se estaban saliendo de control opté por salirme de la casa para evitar más confrontaciones.

El empresario sospecha que alguien puede estar arengando a los hermanos Álvarez Morán para que no le entreguen su propiedad; sin embargo él asegura que cuenta con los documentos que lo acreditan como propietario y que seguirá acudiendo a las instancias correspondientes para acreditar la legítima propiedad, y que espera que en un breve tiempo le puedan restituir la casa que compró de buena voluntad.